Harry esperó, pero Dumbledore no habló, por lo que lo incitó.
–Pero hab´ıa dejado de buscar las Reliquias cuándo vio la Capa?
–Oh s´ı, dijo Dumbledore débilmente. Parec´ıa que se obligaba a encontrar la mirada de de Harry. –Sabes lo que pasó. Lo sabes. Si puedes despreciarme más, despréciame
–Pero yo no lo desprecio
CAPÍTULO 35. KING’S CROSS
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–Entonces lo deber´ıas hacer, dijo Dumbledore. Él hizo una profunda respiración. –
Sabes el secreto de la enfermedad de mi hermana, lo que esos Muggles hicieron, lo que ella se volvió. Sabes cómo mi pobre padre buscó venganza, y pagó el precio, se murió En Azkaban. sabes cómo mi madre dejó su propia vida para cuidar a Ariana.
–Yo lo sab´ıa, Harry.
Dumbledore lo declaró, fr´ıamente, escuetamente. Él estaba ahora examinando la punta de la cabeza de Harry, en la distancia,.
–Yo era dotado, era inteligente. Yo quise escapar. Quise brillar. Quise la gloria.
–No me entiendas mal, dijo, y el dolor cruzó la cara haciendo que pareciera viejo de nuevo. –Yo los amé, yo amé a mis padres, amé a mi hermano y mi hermana, pero era ego´ısta, Harry, más ego´ısta que vos, que eres una persona posiblemente podr´ıa imaginar notablemente generosa,.
–Por lo que, cuando mi madre se murió, y quedó en mi la responsabilidad de una hermana da˜nada y un hermano voluntarioso, yo volv´ı a mi pueblo enojado y amargado.
¡Atrapado y pobre, pensé! Y entonces claro, él vino. . . .
Dumbledore parec´ıa mirar directamente de nuevo los ojos de Harry.
–Grindelwald. No puedes imaginar cómo sus ideas me tomaron, Harry, me inflamó en la subordinación Muggle. Nosotros los magos triunfantes. Grindelwald y yo, los l´ıderes jóvenes gloriosos de la revolución.
–Oh, yo ten´ıa algún escrúpulo. Yo suavicé mi conciencia con palabras vac´ıas. Har´ıa para todos el mayor bien, y se reembolsar´ıa cualquier da˜no hecho a cientos de quebrantos en beneficios de los magos. ¿Yo supe, en el fondo de mi corazón, lo que Gellert Grindelwald era? Pienso que si, pero cerré mis ojos. Si los planes que nosotros estábamos haciendo vinieran a complacernos, todos mis sue˜nos se har´ıan realidad.
–¡Y el corazón de nuestros planes, Las Reliquias Mortales! ¡Cómo estaba fascinado él, cómo nos fascinamos los dos! ¡La varita mayor, el arma que nos llevar´ıa al impulso! ¡La Piedra Filosofal, aunque yo pretend´ı no conocerla, significaba un ejército de Inferi! Para m´ı, confieso, significó el retorno de mis padres, y el levantamiento de toda la responsabilidad de mis hombros.
-Y la Capa? de alguna manera, nunca hablamos mucho de la Capa, Harry. Ambos pod´ıamos ocultarnos bastante bien sin la Capa, la verdadera magia la cual, puede ser usada para proteger y defender a otros tanto como a su due˜no. Pensé eso, si alguna vez la encontramos, podr´ıa ser útil para ocultar a Ariana, pero nuestro interés en la Capa era principalmente que completaba el tr´ıo, pues la leyenda dec´ıa que el hombre que haya unido los tres objetos ser´ıa el verdadero amo de la muerte, lo que para nosotros significa
?invencible.?
?!Invencibles amos de la muerte, Grindelwald y Dumbledore! Dos meses de locura, de pesadillas, y el abandono de los únicos dos miembros de mi familia.
?Y entonces? sabes lo que ocurrió. La realidad regresó a mi en la forma de mi tosco, analfabeto, e infinitamente mas admirable Herman. No quer´ıa escuchar las verdades que me gritaba. No quer´ıa escuchar que no pod´ıa buscar y exponer a Las Reliquias en compa˜n´ıa de mi frágil e inestable hermana.
-La discusión se convirtió en una pelea. Grindelwald perdió el control. El cual siempre hab´ıa visto el él, aun que pretend´ıa que no, ahora se convert´ıa en un terrible ser. Y Ariana?
después de tantos cuidados y precauciones de mi madre?.yac´ıa muerta en el piso.
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Dumbledore respiró con un poco de dificultad y verdaderamente comenzó a llorar.
Harry se le acercó y se alegró de descubrir que lo pod´ıa tocar: apretó fuertemente su brazo y Dumbledore recuperó poco a poco el control.
-Bien, Grindelwald huyó, como nadie excepto yo pudo haber predicho. Desapareció, con sus planes de alcanzar poder, y sus ideas de tortura Muggle, con sus sue˜nos de las Reliquias de la Muerte, sue˜nos en los cuales yo lo hab´ıa apoyado y ayudado. Huyó, mientras yo me quedaba a enterrar a mi hermana, y aprend´ıa a vivir con mi culpa y terrible dolor, el precio de mi deshonra.
-Los a˜nos pasaron. Hubo rumores sobre él. Dec´ıan que hab´ıa conseguido una varita de inmenso poder. A m´ı, mientras tanto, me ofrecieron el puesto de Ministro de Magia, no solo una, si no varias veces. Naturalmente, lo rechacé. Aprend´ı que no se me deb´ıa de confiar poder.
-Pero, ¡usted habr´ıa sido mejor, mucho mejor, que Fudge o Scrimgeour!- dijo de repente Harry.