Ginny estaba arrodillada al lado de la chica herida, sosteniéndole la mano. Con un enorme esfuerzo, Harry se obligó a seguir. Creyó ver que Ginny miraba a su alrededor cuando pasó a su lado, y se preguntó si hab´ıa sentido algo moviéndose cerca de ella, pero no la habló y tampoco miró atrás.
La caba˜na de Hagrid apareció en la oscuridad. No hab´ıa luces, ni se o´ıa a Fang ara˜nando la puerta, dando la bienvenida a ladridos. Todas esas visitas a Hagrid, el brillo de la tetera de cobre puesta al fuego, los pasteles como piedras y las larvas gigantes, y Ron vomitando babosas, y Hermione ayudándole a salvar a Norberto... Siguió andando, alcanzó el borde del bosque y entonces se detuvo.
Un enjambre de dementores estaba planeando entre los árboles; pod´ıa sentir el fr´ıo que desped´ıan, y no estaba seguro de que pudiera pasar con seguridad a su través. No le quedaban fuerzas suficientes para lanzar un Patronus. Ya no pod´ıa controlar más sus temblores. Después de todo, no era tan fácil morir. Cada segundo que respiraba, el olor de la hierba, el aire fresco en su cara, eran tan preciosos... Saber que la gente ten´ıa a˜nos y a˜nos, tiempo que desperdiciar, tanto tiempo para vivir lentamente, y él se aferraba a cada segundo. Al mismo tiempo que pensaba que no ser´ıa capaz de continuar, sab´ıa que deb´ıa hacerlo. El interminable juego llegaba a su fin, la snitch hab´ıa sido atrapada, ya era hora de dejar el aire...
La snitch. Sus nerviosos dedos juguetearon durante un momento con la bolsita (¿C ÓMO
LO HAN PUESTO EN OTROS CAPÍTULOS?) de su cuello y la sacó.
Me abro al llegar el final.
Respirando fuerte y rápido, se la quedó mirando. Ahora que deseaba que el tiempo pasara lo más lentamente posible, se sent´ıa acelerado, y la comprensión le llegaba tan rápido que parec´ıa atravesarle. Éste era el final. Éste era el momento.
Presionó el metal dorado contra sus labios y susurró: .Estoy a punto de morir”.
El caparazón de metal se rompió y se abrió. Bajó su temblorosa mano, alzó la mano de Draco por debajo de la capa y murmuró: ”Lumos”.
La piedra negra con la grieta irregular que le atravesaba por el centro contemplaba las dos mitades de la snitch. La Piedra de la Resurrección se hab´ıa agrietado más, siguiendo la l´ınea vertical que representaba a la Varita Más Antigua. (¿C ÓMO HAN TRADUCIDO
LOS DEM ÁS ELDER WAND?). Todav´ıa pod´ıan verse el triángulo y el c´ırculo que representaban a la Capa y a la piedra. (LA TRADUCCI ÓN DE ESTE P ÁRRAFO DEPENDE
CAPÍTULO 34. EL BOSQUE DE NUEVO
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EN PARTE DE LA DESCRIPCI ÓN DE LA PIEDRA DE LA RESURRECCI ÓN) Y de nuevo Harry lo comprendió sin siquiera pensarlo. No se trataba de hacerles volver, pues estaba a punto de unirse a ellos: ellos estaban atrapándole a él.
Cerró los ojos y giró la piedra en su mano tres veces.
Supo que hab´ıa sucedido porque oyó suaves movimientos a su alrededor, que suger´ıan la presencia de frágiles cuerpos probando sus pisadas en el campo terroso, lleno de ramas, que marcaba el borde exterior del bosque. Abrió los ojos y miró a su alrededor.
No eran ni fantasmas ni cuerpos vivientes, eso pod´ıa verlo. A lo que más se parec´ıan era al Ryddle que hab´ıa escapado del diario hac´ıa ya tanto tiempo, y hab´ıa sido una memoria casi sólida. Con menos sustancia que cuerpos vivientes, pero mucho más que simples fantasmas, se movieron hacia él. Y en cada cara, la misma cari˜nosa sonrisa.
James era exactamente de la misma estatura que Harry. Llevaba la misma ropa que cuando murió, con el pelo despeinado y revuelto, y las gafas un poco ladeadas, como las del se˜nor Weasley.
Sirius parec´ıa alto y guapo, y much´ısimo más joven de lo que Harry le hab´ıaa visto en su vida. Caminaba a zancadas con estilo, las manos en los bolsillos y una amplia sonrisa en su cara.
Lupin también ten´ıa un aspecto más joven y mucho menos desharrapado, y su pelo estaba más espeso y oscuro. Parec´ıa feliz de haber regresado a ese lugar tan familiar, escenario de tantos vagabundeos adolescentes.
La sonrisa de Lily era la más amplia de todas. Se echó atrás la melena mientras se acercaba a él, y sus ojos verdes, tan parecidos a los de él, exploraron su cara con ansia, como si jamás fuera a ser capaz de haberle mirado lo suficiente.
-Has sido tan valiente...
Él no pod´ıa hablar. Sus ojos se recrearon en ella, y pensó que le gustar´ıa quedarse all´ı y mirarla eternamente, y que no querr´ıa nada más.
-Ya casi has llegado -dijo James-. Estás muy cerca. Estamos... tan orgullosos de ti.
-¿Duele?
La pregunta infantil hab´ıa salido de los labios de Harry sin poder evitarlo.
-¿Morir? Nada en absoluto -dijo Sirius-. Es más rápido y más fácil que quedarse dormido.
-Y él querrá que sea rápido. Quiere que esto acabe ya -dijo Lupin.
-No quer´ıa que murieras -dijo Harry. Estas palabras le salieron sin querer-. Ni ninguno de vosotros. Lo siento... -se dirigió especialmente a Lupin, suplicándole- ...justo después de nacer tu hijo... Remus, lo siento...